La hepatitis A es una enfermedad provocada por un virus que infecta el hígado y puede dañarlo. Por lo general, se transmite de una persona a otra a través de alimentos o agua contaminados, o por contacto sexual. La hepatitis A puede conducir, a veces, a la hospitalización. En casos poco comunes, puede provocar afecciones del hígado graves o la muerte.
Usted puede prevenir la infección vacunándose y lavándose las manos regularmente con jabón.
Si cree que puede tener hepatitis A, su médico puede comprobarlo mediante un análisis de sangre.
El virus de la hepatitis A ingresa al cuerpo a través de la boca y pasa a la materia fecal (heces).
El virus puede quedar en las manos de una persona infectada y contagiarse a través del contacto directo e indirecto, como por ejemplo al consumir alimentos que fueron manipulados por una persona infectada. La hepatitis A también se puede transmitir a través de la exposición a las heces durante la actividad sexual.
Las personas infectadas tienen más probabilidades de propagar el virus durante las dos semanas anteriores a la aparición de los síntomas y durante la primera semana con los síntomas.
Prevención
Usted puede prevenir la infección y la transmisión de la hepatitis A si:
Vacunación
Para una protección duradera contra la hepatitis A, debe recibir dos dosis de la vacuna en un intervalo mínimo de seis meses.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos recomiendan la vacunación rutinaria contra la hepatitis A de todos los niños de uno a dos años de edad. En la ciudad de Nueva York, todos los niños y adolescentes que no hayan sido vacunados previamente deben recibir las dos dosis de la vacuna contra la hepatitis A antes de cumplir 19 años de edad para estar protegidos de por vida. Además, usted debe vacunarse si:
También debería considerar vacunarse si hay un brote de la infección en su comunidad.
Los estudios no han encontrado un mayor riesgo de hepatitis A para las personas que trabajan en ciertas industrias específicas, incluyendo el servicio de alimentos, la atención de salud y el cuidado infantil. Sin embargo, el tipo de trabajo que se realiza en estas industrias aumenta el riesgo de que los trabajadores transmitan la hepatitis A a las personas que atienden. Los trabajadores de estas industrias deben considerar vacunarse para reducir este riesgo, especialmente si se encuentran en una comunidad que está sufriendo un brote.
Si cree que debería vacunarse, consulte a su médico o visite una clínica de inmunización del Departamento de Salud.
Síntomas
Los síntomas de la hepatitis A pueden aparecer entre dos y siete semanas después de la exposición. La mayoría de las personas comienzan a sentir síntomas un mes después de haber estado expuestas, incluyendo:
No todas las personas infectadas manifestarán todos estos síntomas.
Los síntomas pueden volverse graves y llevar a la hospitalización o la muerte, pero la mayoría de las personas mejoran en unas pocas semanas. Menos del 1 % de los casos resultan en muertes. Las personas que tienen una enfermedad crónica del hígado o un sistema inmunitario debilitado corren un mayor riesgo de padecer una enfermedad grave.
Los bebés y los niños pequeños en general presentan síntomas muy leves y tienen menos probabilidades de desarrollar ictericia que los niños más grandes y los adultos.
Tratamiento
No hay tratamiento para la hepatitis A una vez que aparecen los síntomas, pero la mayoría de las personas se recuperan por completo y por sí solas si descansan y evitan el consumo de bebidas alcohólicas. Las personas con hepatitis A también deben evitar tomar medicamentos que puedan dañar su hígado, como el paracetamol o Tylenol.
Si tuvo hepatitis A y se recuperó de la enfermedad, ahora es inmune y nunca más podrá volver a infectarse ni transmitir el virus.